Es raro el balcón que no está ya decorado con cables de luces, algunas parpadeando lo suficientemente rápido como para marearnos si las miramos fijamente y otras con un ritmo tan lento que cuando están en el punto que más ténues están, apenas se ven desde la calle.
Al márgen de las luces, también se suelen añadir diversos muñecos y otros adornos navideños. El Papá Noël escalador es el favorito en esta lista aunque desde hace pocos años han aumentando considerablemente los de Rey Mago (hay algunos que cuelgan incluso los tres, formando una liana de casi 3 metros).
Otra gente pone aparte algunas estrellas iluminadas, obviamente no suelen ir a la par del parpadeo de las otras luces que han puesto en la barandilla del balcón, pero estos casos de decoración por suerte, suelen ser los menos habituales.
El objetivo es darle un toque navideño exterior a nuestra casa y que la gente que pase por la calle vea lo buenos decoradores que somos, este año al igual que los anteriores no hemos puesto nosotros ningún adorno fuera, tanto por vagancia para ir a comprarlos como por pereza de tener que ponerlos, eso sí, lo que no falta es nuestro arbolito de Navidad en el salón y el típico rosco en la puerta colgado.
Lo que si me gustaría algún día, cuando vivamos en un chalet gigante, es dedicar un par de días a decorar toda la fachada con luces como hacen los americanos, en eso nadie les gana a originales, ellos viven estos días de otra forma, mucho más implicados en todos los aspectos.
F E L I Z N A V I D A D
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